miércoles, 8 de febrero de 2012

Jesse Cochran


Tu nombre oculto en
una vieja carpeta,
que reposa tras un escenario con
la luz apagada,
de butacas vacías,
como viejas cintas
de video que ya no corren;
lo siento,
pero ya no te recuerdo.

La cuerda de una
guitarra se estira como
el polvo en el sótano,
y qué decir del sueño,
el espectáculo roto;
todos se han ido.

En un viejo bar,
ahogas en un tarro la voz de las
palabras impronunciables.

Tu vieja chaqueta
se convirtió en tu refugio
nocturno;
el pavimento ya no te
aguardará hasta la gloria,
ni los hoteles ni las tabernas.

Tu nombre fue borrado de un script,
por el capricho de un escritor
que caminó entre la bruma.

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