miércoles, 28 de octubre de 2015

Pol

La última vez que me escribió, me dijo que era un mantenido. Distinto a otras ocasiones, en que sus sarcasmos y humor negro me hicieron reír, y en que otras personas fueron el blanco de nuestras sornas, aquella ocasión me convertí en el tipo al otro lado del espejo. Hacía tiempo que el Paúl y yo nos habíamos distanciado; luego del fin de nuestra revista, intentamos sin demasiado éxito continuar con el proyecto de un nuevo programa humorístico que deseábamos pasar por la radio Universitaria, una estación en AM a quien ni sus propios productores escuchaban, pero por la que teníamos gran expectativa.
El Pol nació en Sangolquí, ciudad cercana a Quito a la que muchas veces llamaba burlónamente el último reducto del Imperio español. Me lo presentó mi amigo Andres, con quien tenían en común un enorme apego por el death y el black metal, y con quien conformarían un grupo al que llamarían Strangeland. Fanático, al igual que el Andrés, de las películas estilo Freddy Krueger y de los ovas japonesas, no fue difícil hacernos amigos. Gracias a su iniciativa y a mi ingenio logramos sacar adelante la revista Ni Más ni Menos, un fanzine de humor en el que no nos fue tan mal. Sin embargo, las diferencias con los otros editores del proyecto, Guillermo e Iván, pronto mermaron nuestras intenciones de conquistar el mundo editorial. Lejos de declinar, el Pol se apartó para crear su propia revista, El Gallinero, en la que incluso nos hizo publicidad, y en la que colaboré alguna vez.
El origami y el dark ambient llenaron de pronto su vida, y de doblar papel pasó a doblar hits, que según él mismo, le llenaban de inspiración.
Cuando Ni más ni menos empezó a menguar, tras la salida de nuestros compañeros, quienes hallaron empleos más provechosos que un fanzine estudiantil, una fuerza invisible hizo que todos nosotros nos apartáramos de nosotros mismos. Aunque pude mantener mi amistad con el Guille y el Iván, el Pol se alejó cada vez más, apoyado en una presunción recubierta de tanta hostilidad que sospecho, en el fondo era un intento por reivindicarse y demostrarse que también podía ser un arquetipo obscuro que resultara vencedor.
Hace semanas, vi que el Pol salió en un programa cultural de televisión comentado sobre un libro de origami que escribió en su soledad. Supongo que existe un mundo de papel para cada uno de nosotros.