sábado, 19 de septiembre de 2015

Van

La conocí sin querer. Intentaba sin éxito cortejar a Mariu, cuando la vi un día, mejor dicho una noche: estaba tras la puerta de mi clase, con unos lentes que me recordaban a los de Harry Potter. Al principio la creí la típica nerd, definición no muy lejana a la realidad, pues además de estudiosa era full filática. Se llamaba Vanessa, pero en secreto o ante terceros siempre la apodé Chun Li.
Por coincidencias del destino, por no mencionar de manera eufemística que me jalé varias materias, llegamos a coincidir en clase de Redacción Periodística. Mariu no dejaba aún de gustarme. Pasamos así uno o dos semestres más. Hasta aquella tarde, en la que le escuché tarareando "Chica Ye Ye" de Olé Olé.
-¿Te gusta el pop ochentero, Van?
-Sí, jovencito- respondió. De pronto se volvió un ser completamente extracrónico.
Así, la Van solía tararear además temas de merengue house como "Diavolo" y temas de "Ricci e Poveri".
-¿No estás algo joven para estas canciones? -le dije alguna vez.
-jajajja -respondió con su acostumbrada sorna.

Toda esa combinación hizo que de repente la Van pasara de ser una típica estudiante nerd a alguien extrañamente sexy. El que se hiciera la rica de vez en cuando también le dotaba de cierto misticismo.
Varias veces fantaseé con ella. No había la más mínima posibilidad de que estuviésemos juntos algún rato, pero su cercanía me excitaba.

Un día, (también con Mariu) fuimos a una de las típicas discos aledañas a la U Central. El verla bailando me provocaba cierta sensación de culpa, a la vez que de lujuria. Quise abrazar ese cuerpo, sentir ese pecho latiente junto al mío, mientras me susurraba alguna canción de italo-pop.

Los meses transcurrieron y de a poco nos alejamos. Alguna vez quise robarle un beso. Alguna vez simulé estar enfermo y hambriento, para que me llevara algo a casa. Cielos, me perdí de tantas cosas....