martes, 16 de junio de 2009

El oso


Fue una noche de 1999: estaba en sexto curso, tendido sobre la cama, pensando en la quinta pata del gato y haciendo planes futuros: por aquél entonces había desistido de estudiar Jurisprudencia, y decidí que ingresaría a Ciencias Geográficas y Ambientales, en la Universidad Católica de Quito. Un poco repuesto (y con un peso menos encima) había encendido la radio y sintonizado el extinto programa "Knock Out" de la Hot 106. Pese a escuchar rock, por las noches prefería una programación algo más soft.


Entonces sucedió: un día colocaron una canción titulada El Oso, de Tango Feroz. En este punto del relato debo admitir mi ignorancia: como muchos chicos de por acá, al escuchar "Tango Feroz" pensaba que se trataba de una banda (acá no fue bien difundida la película). Y claro está, los temas más populares de la "banda" Tango Feroz eran Presente y El amor es más fuerte, mismos que eran referentes infaltables en reuniones de amigos, cerveza y también karaokes. Pero con El Oso no pasó lo mismo. Esa fue la única vez que escuché esa canción, misma que gracias a internet ha vuelto a mí diez años más tarde. En ningún canal han pasado la película Tango Feroz: sólo recuerdo un festival en la Casa de la Cultura, hace ocho años, en donde hicieron una muestra de varias películas sobre el rock, que incluían además de Tango Feroz a Rock Star, Casi famosos y algunas otras. A pesar de ello, una vez más, no me di cuenta de eso y fue al fin gracias a Wikipedia que hace un par de años supe que Tango Feroz no era ningún grupo de rock y que se trataba de una peli sobre José Alberto Iglesias, alias "Tanguito".


A veces no comprendo a la industria musical: me pregunto como canciones tan ñoñas como las de Shakira o Juanes son repasadas hasta la naúsea, mientras una canción tan hermosa como "El Oso" pasó desapercibida. Según las biografías que he leído sobre Tanguito, a él le pasó igual: mientras estuvo vivo su música no tuvo el reconocimiento que merecía. Quizás esto sea una maldición del artista en toda su esencia: le pasó a Vincent Van Gogh, probablemente le ocurra a nuestro cantautor Jaime "el chamo" Guevara y a tantos otros. Quizás algunas canciones no deban ser comerciales, quizás sólo deban quedarse en nuestro corazón, como "El Oso", canción que admiro profundamente.


A Marcelo Dance