sábado, 10 de abril de 2010

Nada

Querido Zi:

Las cosas han vuelto a salirse de control... he discutido fuertemente con mi hermano esta mañana y he pronunciado frases hirientes. Mi hermano ha defendido de manera sensata sus argumentos, e incluso me hizo sentir culpable. Sin embargo, ¿Qué puedo hacer? de seguro algo motivó en mí esta actitud. Tampoco soy un idiota.

No sé si es envidia o impotencia; no sé si fue el silencio que quiso implosionar hasta convertirse en un grito interior. Las cosas no están bien; hoy más que nunca me he dado cuenta de que de todo lo que me rodea, la cama en donde duermo, el techo sobre mi cabeza, las puertas, cerraduras, ropas, calzados, cosas... nada es mío realmente; ni siquiera los recuerdos, ya que involucran personas de las que no tengo la certeza de saber si desean ser recordadas; nada es mío. El fisco, las empresas de servicios no se molestan en averiguar si algo te pertenece o no; sólo están para cobrarte impuestos y tasas, entonces las cosas te pertenecen, pero cuando necesitas un crédito nada es tuyo nuevamente. ¿Qué hay de la familia? ¿tus padres? ¿tus hermanos? ¿la persona que amas? nada tampoco. Nadie es de nadie. Todos somos o de Dios, o del dinero, o de la sociedad capitalista, o de la maquinaria estatal socialista, o de los vecinos que no tienen de quien reírse. Sólo las palabras... aunque a veces ni eso. Resulta que cuando dices algo, o crees haber escrito algo novedoso, alguien ya lo dijo primero. ¿El corazón? fácilmente podría dejar de pertenecerte si te inscribes en un programa de órganos. ¿El estómago? jajaja. Que la gastritis no lo devore antes.

¿Qué hacer? No hay nadie...

D

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