sábado, 17 de octubre de 2009

La culpa



Querido Iván:


Es difícil para mi hablar con vos, por eso he preferido escribirte; no me atrevo a verte a los ojos. No sé que haría si estuvieras frente a mí, aunque supongo que de ley me ganarían los nervios y probablemente saldría corriendo.

Aún siento miedo... la última vez te portaste tan raro... creí por un instante que desaparecerías definitivamente de este mundo, por ti mismo... haz cambiado tanto... tu voz no suena igual, ya no me hablabas como al principio, ya no te sentía dentro de mi, ya empezabas a ser ajeno... Te advertí que no sería fácil, que ibas a resultar lastimado, que no quería verte sufrir, pero insististe tanto... si me hubieras hecho caso, si sólo hubieras aceptado las cosas cómo eran, pero no, lo querías todo, querías el riesgo, querías la emoción de la aventura, ya ni siquiera estoy segura de que era a mí a quien querías, creo que sólo te emocionaba la sensación de lo prohibido, en el fondo pensaba que no era la única, que te gustaban todas, que no eras sólo para mí, que debajo de esa aparente inseguridad en realidad eras un conquistador reprimido, un sexopata con ganas, un mochilero abandonado en el medio de la ciudad, un piromano capaz del siniestro total. No creí jamás que romperías tu promesa, dijiste que no te ibas a involucrar pero no, no sólo que sí te entrometiste en mi vida sino que empezaste a hostigarme, no parabas de escribirme mensajes a mi celu, al principio me parecía un bello detalle pero luego ya te excediste, te hiciste meloso, tus detalles en clase me causaban ternura pero se amontonaron tanto que empezaron a hacer de mi bolso un pequeño botadero sin lugar para tantos papeles.

De cualquier forma eso habría sido lo de menos, pero cuando apareciste en medio de la fiesta de cumpleaños de mi mamá, haciendo la foca borracho, definitivamente supe que había cometido un gran error. Te dije que tenía otro mundo, te advertí que todos ahí actuaban en una especie de obra de teatro, que gustaban de verse lindos ante el qué dirán, de mostrar la familia perfecta, la casa perfecta, la clase perfecta, que no había lugar ahí para lo nuestro, que estábamos muy bien lejos de ahí, en nuestros lugares especiales sin personas, rodeados sólo de árboles y neblina, de las canciones que sólo los dos conocíamos, del ritmo de nuestra respiración, de nuestros latidos compartidos.

Te advertí, te advertí que no quería hacerte daño, que te lastimaría, pero tomaste el riesgo y por eso siento que eres especial, pero basta, basta ya, tenía que parar con esto, tenías que darte otro chance, tenías que sentirte completo, y por eso intenté dejarte ir, pero insististe, insististe tanto que te convertiste en una odiosa sombra. Cuando esa chica Lucy empezó a acercarse a ti tuve la esperanza de que encontraras en ella a la otra yo que no podía ser, a la yo que hubiese sido de haberte conocido antes... pensé que la Lucy era perfecta para tí, que llenaría tu vida, y que ya no tendrías un gran espacio oscuro viviendo dentro tuyo. Sí, fui yo quien arregló las cosas para que en el proyecto de radiodifusión tuvieras que integrarte en su grupo. Pensé que si producían juntos el documental te olvidarías de lo nuestro y te sentirías mucho mejor. No tenías por qué culparle a la Lucy, ella no fue la responsable. Fui yo, fui yo quien desapareció el libreto. Y no sólo provocaste que a la Lucy le despidieran, también hiciste que el Esteban se diera zona de que había algo entre nosotros. Tú sabes que lo amo, que no puedo apartarme de él aunque quisiera, y te advertí, te advertí desde el principio que no podría ser tuya. Que hayas roto el parabrisas del Esteban fue algo muy estúpido. Luego de verte estrellar tu celular creí que no vería otra escena de violencia, pero lo del carro ya me asustó. Quise llevarte a terapia, pero sabías, sabías que tenía verg
-->üenza de que el doctor me reconociera y le avisara al Esteban, te dije claramente que él era amigo de sus padres.
Lamento lo de la boleta de captura, pero tuve que hacerlo. Me dabas miedo Iván, me daba mucho miedo verte. No eras ya el mismo. Ni siquiera el Esteban se portó así en sus momentos más alocados. Alguien me contó en una ocasión que reaccionaste de forma similar hace unos años cuando una novia tuya había terminado contigo. Pensé que era alguien especial para ti. Me decepcionó que me trataras igual.

Lo siento Iván, perdóname... la orden de restricción que el juez te impuso me duele mucho, me siento tan culpable... no sé como te sientes ahora, temo que sea igual que hace seis meses... si tan sólo te pudieras dar otra oportunidad con alguien, si tan sólo pudiera verte sonreír nuevamente, aunque sea desde lejos...

Fernanda