miércoles, 20 de febrero de 2008

Vasos de papel




La fragilidad se vio reflejada


en un insignificante café;


el aliento se confunde con


el humo,


vapor por todos lados.


La soledad es el tercer


ingrediente;


el último tal vez.


Vulnerable es ahora


el peregrino que


ha llegado,


sus ojos padecen


el pterigio de


los años.


Su mochila,


su pesada carga a


un costado;


todo,


todo lo ha dejado


por un vaso de papel.


El arco iris desde su


ventana se halla oculto;


en su horizonte aguarda


la niebla también.


No,


ya no es un insignificante


café.


Ahora es como el calor


y como el amigo fiel.

1 comentario:

J. L. Maldonado dijo...

Boca inconfundible...También esos vasos cortan.