El ladrillo que arrojé desde
el aeroplano de neón,
que escapó de la atmósfera
el día en que el mundo se puso de cabeza
rompió el cristal cometa y erró el camino al sol.
Mil días y mil partículas,
si los huesos se convertirán en polvo los trazos
aún más.
Y mientras divagas entre Einstein y Hawkings te preguntas
si existirá un marciano que copie citas textuales en
el planeta rojo,
y una beata remilgosa
y un cerdo espacial.
Elevarse sobre la inmensidad del espacio
o hundirse sutilmente en una inmunda alcantarilla.
O hallar la inspiración en el sitio menos pensado.
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