El mar abrió los ojos tras la dulce noche,
Donde entre sábanas de seda abrazaba al horizonte tibio,
Mientras soñaba con el mundo,
armando rompecabezas de peces y gentes de los puntos más remotos.
Despertaba y se agitaba de vez en cuando para mirar a la luna,
Y sacudir con templanza a algún solitario navegante.
El mar ha vuelto,
Y su suave espuma se lleva tu nombre hacia el infinito,
Ese que susurro a una caracola,
Esperando como respuesta tus latidos.
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