martes, 25 de febrero de 2020

El último atardecer del feriado

Tú eras el mar y yo la arena.
Tan apacibles,
Tan profundos,
Tan ruidosos.
El sol nos engullía en cada atardecer.
Por las noches,
Tus tibias olas azolaban mis castillos,
mientras un barco se alejaba entre la oscuridad,
una lucecita,
Como una estrella perdida entre la bruma.
El invierno y la lluvia son una carretera distante.
Eramos el limo y la espuma,
El limbo,
Las huellas perdidas.
Los solitarios.
Las lucecitas.

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