sábado, 2 de junio de 2012

Regreso al bosque

Que extraño es,
mirar a los ojos
y hallar el vacío,
y no,
sentir el color,
atravesar,
las fibras más íntimas
y ser,
uno con el aire
y despertar,
bien,
y así seguir,
y así vivir.
Que extraño es,
escuchar mi propia
voz y sentir,
como la afonía
se apodera de todo,
y no ser más el grito
a fondo,
que estremecía
aquellas fibras
tan sensibles,
en todo.
Y no,
quien sabe más,
sí el viejo roble,
o las hojas secas
del rastro aquel.
Y quien sabe más,
si el rencor,
o la soledad.
Qué extraño es,
mirarme el espejo
al despertar,
una luz extraña,
como algo invisible
en la piel.
Qué extraño es,
estar de vuelta,
y ya no sentir
nada,
no sentir más nada,
solo estar.
Qué extraño es,
a quien le importa,
a donde te perdiste,
donde irás a parar,
ya no.
El rastro de hojas que
dejó,
el viento al escuchar,
mi voz tan afónica
y mis pensamientos
que se fueron
a algún lugar,
y quién sabe más,
si el rencor o la
soledad,
a quien le importa,
a donde te perdiste,
donde irás a parar.
Ya no....
ya no.
El rastro de hojas que
dejó el viento al escuchar,
se desintegra con
mi voz afónica
y mis pensamientos,
que se fueron
a algún lugar.

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