Luego del primer paseo a la playa con mis hermanos, tras preguntarnos cómo estaba el agua y responderle, el tío, risiblemente enfadado, nos aseguró que sus panas, de seguro, habían olvidado el recado.
domingo, 30 de agosto de 2015
Agua salada
Conocí el mar en febrero del 91: fue como mirar al cielo mismo, como una montaña hecha del mismo material del horizonte. Distinto de las postales de la tele, era una inmensa duna líquida gris. Mi tío, que vivía en Salinas, me aseguró que era salado, pero que le diría a sus amigos que arrojaran todos los costales de azúcar posibles para darnos la bienvenida.
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