viernes, 30 de enero de 2015

Iván el terrible

Hoy hace dos años
qué llegué a la ciudad
sigo en cada esquina
tras un afiche envejecido
de divas de un trasnochado Olimpo
de spanglish folclore
En mil viejas naves
sobre mares de asfalto
competí con el chasquido de los dientes
la espantosa rutina entendida como
estado de bienestar
y el discurso de los aprendices de
demagogos
-hace poco que salí
necesito volver,
no sé a donde
pero volver-
el frío metal
el cálido y sucio metal
espejo roto de smog
¿a quién le importará
mi nombre?
llámame Diego,
Darío o Iván
la culpa no es
algo que me quite el sueño
-necesito volver.
no sé a donde-
sabré como intimidarte,
preferirás dejar atrás
estigmas que considerarás menores.
Mientras te dopas con tu spanglish folclore
sabré adivinar tus gestos y vulnerabilidad
la culpa no me quita el sueño
y no me importa ser un vampiro
irreflejable entre el smog
-nadie valía la pena-
el frío metal
se convierte en cálido y sucio metal.